La nota original fue publicada en el periódico digital "Los Gobernados".
12 junio, 2020 · Redacción
Universidad Veracruzana
alhernandez@uv.mx
En el Instituto de Investigaciones en Inteligencia Artificial de la Universidad Veracruzana hemos logrado crear y organizar un grupo de investigación productivo, el cual, mediante el uso de metodologías estadísticas, computacionales y de análisis de datos, en los últimos años ha obtenido resultados científicos importantes en las área de Econofísica, Teoría de la Aleatoriedad y Procesos Estocásticos. Recientemente, hemos enfocado nuestra atención al estudio desde un punto de vista fundamental y microscópico del problema de la distribución de la riqueza, y empezado a obtener resultados teóricos interesantes. Sin embargo, tenemos un gran interés en que nuestra investigación tenga aplicaciones prácticas directas e incida de forma positiva en el mejoramiento de la sociedad de nuestro país. Las publicaciones donde reportamos en revistas científicas internacionales los resultados que hemos obtenido en las aquí mencionadas áreas del conocimiento, pueden consultarse en: www.uv.mx/personal/alhernandez .
Debemos mencionar que el problema de la distribución de la riqueza es un tema ampliamente estudiado y de gran interés para la comunidad de econofísicos de todo el mundo, bajo cuyo enfoque de estudio se han hecho avances importantes en años reciente, si bien estos no son aún suficientemente conocidos.
Entre nuestros planes de trabajo a mediano y largo plazo, mencionamos aquí que pretendemos aportar nuestro esfuerzo para entender y tomar acciones para, al menos, mitigar los importantes problemas de la desigualdad económica y la pobreza en México, problemas que han aquejado por siglos a la sociedad mexicana.
Es para todos bien sabido que México, desde siglos atrás, ha sido siempre un país con una gran cantidad de pobres y una desigualdad económica importante, como lo han atestiguado viajeros que visitaron nuestro país como Alexander von Humboldt, quien en su ensayo político sobre la Nueva España, y publicado en París en 1827, escribió lo siguiente: “México es el país de la desigualdad. Acaso en ninguna parte la hay más espantosa en la distribución de fortunas, civilización, cultivo de la tierra y población… La capital y otras muchas ciudades tienen establecimientos científicos que se pueden comparar con los de Europa. La arquitectura de los edificios públicos y privados, la finura del ajuar de las mujeres, el aire de la sociedad: todo anuncia un extremo de esmero que se contrapone extraordinariamente a la desnudez, ignorancia y rusticidad del populacho.”
Aunque desde la visita de Humboldt a nuestro país hemos logrado avances en la disminución de la pobreza y de la desigualdad del ingreso en México, estos no han tenido ni los alcances ni la rapidez esperados, menos aún considerando que México es una de las más importantes economías del mundo, ocupando por su tamaño el quinceavo lugar en los últimos años. Por ejemplo, se sabe por un interesante y reciente estudio, que el Índice de Gini (IG de aquí en adelante) para el periodo 1784-1799 en la Nueva España era de 63.5 [Measuring Ancient Inequality. B. Milanovic, P. H. Lindert J. G. Williamson, Working Paper 13550. http://www.nber.org/papers/w13550, National Bureau of Economic Research (2007) ], esto es, como el de Sudáfrica en la actualidad, siendo el IG de México en el año 2000 de 53.8 y actualmente, según el Banco Mundial, es de 48.1. Aún con estos innegables avances logrados en más de 200 años, nuestro país aún está entre el 25% de los más desiguales del mundo.
Ahora bien, si observamos las medidas tomadas para resolver los problemas de la desigualdad y de la pobreza en muchos países, vemos que éstas han ido desde la creación de programas asistenciales privados o gubernamentales hasta otros de carácter extremo, tales como la implementación por la fuerza de experimentos sociales e ideológicos a gran escala para resolver el problema de la desigualdad por medio de una centralización de la economía, como en el caso de las revoluciones comunistas Rusa, China, Camboyana, Nicaragüense, Cubana, etc., o más recientemente por la vía democrática como en Venezuela. Estas medidas han sido bastante ineficientes y han costado millones de vidas humanas debido a guerras civiles, destrucción de riqueza, crisis humanitarias y de inmigración, y otros muchos costos humanos y económicos, obteniéndose al final resultados deficientes y/o trágicos en la lucha contra la pobreza.
Actualmente, también en los paises desarrollados existe gran preocupación por el fenómeno de la desigualdad económica, por lo que intelectuales y economistas del mainstream progresista internacional, tales como Thomas Pikketi, Paul Krugman o Joseph Stiglitz, consideran a esta desigualdad como uno de los problemas sociales y económicos más importantes y urgentes a resolver en la actualidad. Por otro lado, y hasta hace poco tiempo, diversas investigaciones de mediciones de la desigualdad reportaban que ésta no se está incrementando o que incluso, estaba decreciendo; véase por ejemplo:
Globalisation and inequality: World income distribution and living standarts, 1960-1998. Arne Melchior et al, Royal Norwegian Ministry of foreign Affairs, Studies on foreign policy issues, Report 6B:2000, October.
The World Distribution of Income (estimated from Individual Country Distributions). Xavier Sala-i-Martin NBER Working Paper No. 8933 May 2002 JEL No. D31, F0, I30, I32, O00.
The size distribution of income among World citizens, 1820-1990. Francois Bourguignon and Christian Morrison, American Economic Review, September 727-44 (2002).
Las anteriores contradicciones surgen del uso de distintas definiciones del término desigualdad (global, mundial, internacional, etc).
Aquí subrayamos explícitamente el problema importante de encontrar definiciones y medidas precisas de los distintos tipos de desigualdad de interés académico y social.
Otro problema que en nuestra opinión no ha recibido la atención e importancia que requiere, probablemente debido a razones ideológicas, es que actualmente no se hace ninguna distinción clara entre pobreza y desigualdad, haciéndose equivalentes estos dos términos, cuando en realidad son problemas diferentes aunque conectados intimamente. Esto es de gran relevancia porque en las situaciones extremas podemos tener y producir una sociedad nada deseable con mucha igualdad, pero en donde la mayoría de sus individuos son pobres (como ejemplos Sudán o Sierra Leona, ambos con un IG de 35, parecido al de Australia y Nueva Zelanda, con 34 y 35 respectivamente) o producir una sociedad muy desigual con pocos súper ricos concentrando una proporción muy alta de la riqueza del país, pero con una baja proporción de pobres y una amplia clase media, siendo el caso paradigmático el de los Estados Unidos de América, con un IG de 41.
De la anterior y breve discusión, vemos que los problemas de la desigualdad económica y la pobreza económica de los miembros de una sociedad o país son problemas diferentes. En nuestra opinión, la pobreza es el problema más urgente a resolver y debería de ser posible minimizarla en una sociedad justa con sus mecanismos de movilidad social funcionando aún en presencia de desigualdad económica, aunque a la mayoría de los especialistas les preocupe más esta última.
En nuestra opinión, es posible atacar los problemas de la desigualdad y la pobreza mediante el uso de la Econofísica, esto es el conjunto de metodologías desarrolladas para la física, pero que se están aplicando actualmente a la Economía, pero un buen comienzo sería el de hacer una clara diferenciación entre estos dos problemas y entender su relación, cosa que, hasta donde sabemos, no se ha hecho en forma clara, rigurosa y universalmente aceptada.
Una breve explicación sobre la nueva ciencia de la econofísica, escrita para el público en general, se puede consultar en el siguiente link: http://gobernados.com/2019/03/25/106515/ (Ver también aquí)